El sol es fundamental para la vida y tiene múltiples efectos beneficiosos sobre nuestro cuerpo. Nos ayuda a sintetizar vitamina D (que ayuda a absorber el calcio por los huesos) y mejora el estado de ánimo. Pero también tiene efectos perniciosos para nuestra salud si lo tomamos en exceso o sin tomar las debidas precauciones. Las radiaciones UVA y UVB envejecen la piel (aparición prematura de manchas y arrugas), favorecen la aparición de cáncer de piel y cataratas, y disminuyen las defensas inmunitarias de nuestro organismo. Por todo lo anteriormente citado deberemos tomar una serie de medidas para poder exponernos al sol sin correr riesgos innecesarios.

  • Evitar las horas de máxima exposición solar (de 12 a 16 h.)
  • Proteger los ojos con gafas de sol homologadas, que protejan  de los UVA y los UVB.
  • Utilizar un factor de protección adecuado a nuestro fototipo (luego hablaremos de ello).
  • En el caso de fototipos muy claros (I y II) exponerse durante periodos muy breves  y, si permanecemos más tiempo, protegerse con ropa y sombrero.
  • Proteger especialmente a los niños, pues tienen una piel especialmente sensible.

Existen algunas sustancias en los alimentos que nos pueden ayudar a aumentar nuestra tolerancia al sol. Los betacarotenos son una de esas sustancias. Se encuentran sobre todo en la zanahoria, pero también en el mango, albaricoque, calabaza y verduras de hoja verde. Asimismo ayudan  a protegernos los alfa-carotenos, presentes en el tomate, maíz, brócoli, kiwi y en la yema de huevo. También los polifenoles del té verde pueden ayudarnos a prevenir el daño solar.

FOTOTIPOS 

FOTOTIPO I.- No se broncea nunca. Se quema siempre. Color del cabello rubio muy claro o pelirrojo. Ojos muy claros.

FOTOTIPO II.- Se broncea a veces. Se quema con facilidad. Color del cabello rubio o castaño claro. Ojos azules, verdes o marrón claro.

FOTOTIPO III.- Se broncea siempre. Raramente se quema. Color de pelo castaño o negro. Ojos marrón oscuro o negro.

FOTOTIPO IV.- Se broncea siempre. No se quema nunca. Color de pelo negro. Ojos negros.

Los fototipos I y II deben extremar las precauciones citadas anteriormente y utilizar factores de protección muy altos (50+). Las personas con fototipo III deben utilizar fotoprotección, pero será suficiente un factor más bajo (30 para las primeras exposiciones, 20 una vez la piel se ha bronceado). En las personas de fototipo  IV un factor bajo será suficiente (15).  Las personas con antecedentes personales o familiares de cáncer de piel o quemaduras solares previas repetidas, deben utilizar siempre un factor de protección alto, limitar al máximo la exposición solar, y abstenerse en las horas centrales del día (de 11 a 17 h.).

Resumiendo, el sol es beneficioso con moderación y tomando las debidas precauciones según nuestro tipo de piel y nuestros antecedentes. Pero tomado en exceso o sin protegernos debidamente puede acelerar el proceso de envejecimiento de la piel, provocando la aparición de manchas y arrugas, e incluso, en el peor de los casos, del temido cáncer de piel.